libro: el asesino del Hacha

LOUIS ARMSTRONG DETECTIVE
JAZZ PARA EL ASESINO DEL HACHA Ray Celestin Alianza Negra – 2015 – 452 págs- 20 Euros
Nueva Orleans 1.919. Axeman, el asesino del hacha, siembra el pánico en la ciudad con sus macabros crímenes. Entra en las casas, descuartiza a sus víctimas. Se aproxima un huracán. El Times Picayune publica una carta del asesino anunciando que, en su infinita misericordia, en su nueva visita a la ciudad, 15 minutos después de la medianoche del 19 de marzo, no atacará ninguna casa donde esté sonando jazz. Esa noche Nueva Orleans enloquece como en el más desenfrenado Mardi Grass. El caso es que la historia es cierta. Entre 1.918 y 1.919 el asesino en serie de Nueva Orleans conocido como Axeman descuartizó a seis víctimas y se convirtió en un eficaz promotor del jazz, porque también es cierto que se publicó la carta en la que anunciaba su amnistía a los jazzeros y eso en Nola, Crescent City o La Gran Fácil, como quieras llamarla, es una invitación a la fiesta, más aún tras dos años sin Carnaval por culpa de la guerra en Europa.
No está del todo claro quién es Ray Celestin, quizá un alias. Sus datos biográficos son tan tontos que parecen inventados. Ni los míos son tan tontos ¡y yo soy inventado! Sea quien sea Ray Celestin publicó “The Axeman’s Jazz” en 2014 basándose en esos hechos y mostrando una enloquecida y atroz Nueva Orleans que huele a gumbo, absenta, magnolios, pantanos de aguas podridas y vudú. No todos los días puedes visitar Congo Square.
Celestin tiene un plan. La novela, editada en España por Alianza Negra en 2015 con excelente traducción de Antolín Rato, forma parte de un ciclo, “The City Blues Quartet”, en el que monta sucesivas reconstrucciones históricas que relacionan la historia del jazz y el género noir. El siguiente título es “El Blues del Hombre Muerto”, también en Alianza, que no hemos leído (imprescindible el plural mayestático en estas aguas turbias), en la que traslada la acción al Chicago de Capone de los años 20 y la aventura de los músicos de color llegados desde el sur, y en especial Louis Armstrong, hilo recurrente, parece, del ciclo.
Traducida quizá con excesiva fidelidad como “Jazz para el Asesino del Hacha”, la novela de Celestin garantiza un buen paseo por el Vieux Carré, Canal Street, la vieja casa de absenta del pirata Jean Laffite, Storyville y sus burdeles musicales, el lago Ponchartrian, el legendario Mahogany Hall y el fangoso río que reparte por igual vida y muerte, como cualquier gran rio que merezca su nombre. Y hay música, claro. De Jerry Roll Morton a Kid Ory – que ya se han ido de la ciudad- a las bandas de los barcos del Mississippi en los que toca un jovencísimo Little Lewis antes de afrancesarse en Louis, quien precisamente descubre su escandalosa capacidad para encaramarse en el blues en la Noche del Asesino del Hacha, según Ray Celestin, claro. Y es que el bueno de Louis aparece en la trama como el Watson de Ida, una chica con un octavo de sangre negra que parece blanca, que trabaja como secretaria de la agencia Pinkerton local hasta que decide, ella también, investigar al descuartizador. Los otros protagonistas son un ex policía de origen italiano que sale de la cárcel de Angola (la prisión federal de Louisiana, así de simpáticos son) y su antiguo compañero que sigue en el corrupto cuerpo de policía de la ciudad. Capítulos alternos de los que quizá nos sobran los de las pesquisas de Ida y Louis (hubiese sido suficiente un cameo, o una presencia recurrente sin involucrarle en la trama, pero, en fin Celestin). El ritmo sube a partir del primer tercio de la historia, hay buenos apuntes de personajes secundarios, llueve sin parar y el rio amenaza con arrasar la ciudad. Sigan ustedes a partir de ahí.
Celestin no crea personajes tan potentes como Dennis Lehanne, ni está tan loco como James Ellroy – da miedo pensar esta historia en sus manos -, pero la recreación de Nueva Orleans con sus múltiples estratos, esa Pompeya para turistas aficionados por un día al Mint Julep, vale la pena. Si tuviésemos que echar números y el 5 fuese la puntuación de “Jazz Blanco” de Ellroy o de “Cualquier otro día” de Lehanne, el amigo Celestin se nos quedaba en un 3 con su asesino del hacha. El plus es la música leída.
Banda Sonora Recomendada
. “The Mysterious Axeman’s Jazz (don´t scare me dad)”: compuesta expresamente para la noche del 19 de marzo de 1.919 por un tal JJ Davila. Un hit instantáneo.
. “Gut Bucket Blues” – Louis Armstrong (1.925)
. “Tipitina” – Professor Longhair (1.953)
. “Walking to New Orleans” – Fats Domino (1.960)
. “Southern Nights” – Allen Toussaint (1.975)
. “Fire on the Bayou” – Neville Brothers (1.981)